El desperdicio de alimentos es un factor decisivo en el calentamiento global. Si tirar comida fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero. Solo por detrás de Estados Unidos y China. La producción de alimentos es la principal fuente de gases de efecto invernadero en la atmósfera, por encima de la industria y el transporte.
El 24 de octubre se conmemora en todo el mundo el ‘Día Internacional contra el Cambio Climático‘. Una fecha instaurada por la ONU para sensibilizar a millones de personas sobre el grave peligro que conlleva el calentamiento global. Cuando se habla de impacto medioambiental, a los ciudadanos les viene a la mente los combustibles, los automóviles o la calefacción. Sin embargo, uno de los factores que más daña al ecosistema es el desperdicio de alimentos.
Para hacerse una idea, si se considerara ‘tirar la comida’ como un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero. Solo por detrás de Estados Unidos y China.
¿A qué se debe? La producción de alimentos es la principal fuente de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Ya que la agricultura y la ganadería generan más del 20% de las emisiones de CO2 del planeta, por encima de la industria y del transporte. Por este motivo, cada vez que se desperdicia un producto alimenticio es un obstáculo más en la lucha contra el calentamiento global.
Antes de ponernos manos a la obra, échale un vistazo a los 4 conceptos que todo Phenxian@ debe conocer para un mejor entendimiento de lo que viene a continuación.
Menos concienciación sobre el desperdicio de alimentos en España
A diferencia de los vecinos europeos como Francia o Alemania, los españoles por lo general no creen que el desperdicio alimentario pueda afectar al medio ambiente. Y eso que España se ha comprometido a reducir el desperdicio alimentario a la mitad para 2030 dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en septiembre de 2015.
Sin embargo, los hogares españoles tiraron a la basura 1.352 millones de kg/l de alimentos y bebidas en 2019, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Los productos que más se desperdiciaron fueron los frescos como las frutas (el 30,8% del volumen desperdiciado de productos sin utilizar), seguidas de las verduras y hortalizas (13,5%) y los lácteos (12,6%).
Los hogares con personas de menos de 50 años y las parejas con hijos fueron los que más desperdiciaron productos sin haberlos utilizado previamente. Un fenómeno que, por zonas, se dio más en el Levante y el área metropolitana de Madrid. Por lo tanto, para arreglar el cambio climático también se hace indispensable optimizar el sistema alimentario.
Soluciones para generar menos impacto
Cambiar la tendencia depende también del día a día de cada uno. Para ello, se pueden llevar a cabo algunas buenas iniciativas para un consumo responsable. Por ejemplo, planificar un menú semanal, guardar las sobras de comida o ir a comprar con más frecuencia. Incluso colocar los productos en la estantería para consumirlos adecuadamente. Lo ideal seria seguir el sistema FIFO (“Primero en entrar, primero en salir”) para los perecederos y el LIFO (“Último en entrar, primero en salir”) para los no perecederos.
En la actualidad, la tecnología es ser una gran aliada para evitar el desperdicio alimentario y, por lo tanto, reducir el impacto medioambiental. Mediante los smartphones se ayuda a darle una segunda oportunidad al excedente de comida de los comercios a un precio reducido, como es el caso de Phenix App.
Solo tienes que descargarla gratuitamente en tu teléfono, activar la geolocalización, escoger la cesta del comercio que más te apetezca, pagar de forma segura a través de la app e ir a buscar la cesta anti-desperdicio en la hora que indica el comercio.